Algo de lo que se viene hablado en el ámbito del voluntariado desde hace años es de si realmente este influye a la hora de mejorar nuestras posibilidades de encontrar un empleo o mejorar el que ya tenemos. Para poder abordarlo es necesario reflexionar antes sobre cómo son los nuevos profesionales que buscan las empresas.
Parece cada vez más claro que las habilidades sociales y las competencias “blandas” deberían ser las características más valoradas por las empresas. Diversos estudios apuntan que el 52% de los empleos actuales requieren de ciertas destrezas y habilidades sociales. Una tendencia en auge, pues está previsto que en 2025 estas competencias sean las más buscadas por las empresas.
Y, ¿qué pinta el voluntariado en todo esto? ¿Puede el voluntariado ayudarnos a ser esos perfiles más demandados por las empresas o aquellas personas que tengan más habilidades para progresar personal y profesionalmente? Sin duda.
Diversos estudios en EE. UU. y Reino Unido demuestran que sí, con datos como que los jóvenes con experiencia en voluntariado tienen un 27 % más de posibilidades de encontrar un empleo que aquellos que no la tienen, o que el 41% de las empresas considera que el hecho de incluir experiencias de voluntariado de los jóvenes tenía una influencia positiva en la decisión de contratar a un empleado.
En España también lo hemos analizado, como por ejemplo en el marco del proyecto RECONOCE. En ese estudio analizamos a casi 1.000 jóvenes voluntarios, tratando de analizar la influencia de su experiencia de voluntariado en su empleabilidad. Los resultados fueron claros:
– Aquellos jóvenes voluntarios que incluían de manera detallada el voluntariado en su currículum tenían un nivel de empleo un 11,8% superior al resto de voluntarios.
– Y los que, además, lo explicaban personalmente en sus entrevistas de trabajo, tenían un nivel de empleo un 21,2% superior al resto de voluntarios.
Por tanto, las cifras nos respaldan, pero ¿por qué se mejora la empleabilidad de los voluntarios?
– El voluntariado demuestra PASIÓN por las cosas.
– Si algo tenemos los voluntarios es COMPROMISO.
– Tenemos CONFIANZA en nosotros mismos y en lo que hacemos.
– El voluntariado nos ayuda a DIFERENCIARNOS de otros candidatos.
¿Qué empresa no busca empleados con pasión, compromiso, confianza y diferentes a los demás?
Pero el voluntariado nos permite, además, aumentar nuestra red de contactos. Hoy en día, el 81 % de los empleos se consiguen gracias a la red de contactos. El voluntariado amplía nuestra red, una red muy valiosa, sobre todo si tenemos en cuenta que casi la mitad de los voluntarios tienen estudios superiores.
Y, además, el voluntariado nos permite desarrollar esas habilidades sociales y competencias que destacábamos al principio. Las personas aprendemos más cuando:
• Las circunstancias nos obligan a innovar, hacer algo nuevo.
• Debemos adaptarnos a nuevos entornos.
• Se nos desafía a hacer algo fuera de nuestra zona de confort.
• Nuestras habilidades se ponen a prueba en condiciones no familiares.
La mayoría de estos aspectos son intrínsecos al voluntariado. El voluntariado genera espacios de manera natural en los cuales nos vemos obligados a adaptarnos, a afrontar situaciones inciertas y desconocidas para nosotros, con personas que suelen tener vidas diferentes a las nuestra. Todo eso nos genera experiencias de aprendizaje muy valiosas.
Desde Voluntariado y Estrategia hemos tenido la fortuna de poder participar en la creación de diversas metodologías que identifican y certifican las competencias que las personas voluntarias han desarrollado gracias al voluntariado. Un ejemplo es el trabajo que hemos hecho para Naciones Unidas, quien va a certificar las competencias de sus voluntarios con el fin de reconocer formalmente ese aprendizaje y apoyar su empleabilidad.
Este es solo un paso más hacia el reconocimiento del voluntariado como elemento transformador de personas y sociedades. Sin duda, una apuesta segura.