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La 2ª publicación de los Corelabs de Resiliage, pone el foco en la «Cooperación y gestión», para prevenir desastres naturales

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RESILIAGE, Proyecto Europeo de investigación financiado por Horizon Europe (2023-2026), centra su atención en el fortalecimiento de la resiliencia de las comunidades mediante la integración del patrimonio cultural y natural en la preparación ante desastres

Justo unos días antes de la tragedia de la DANA en Valencia publicaba su primer informe: Communication & Local Needs, fruto del trabajo en equipo de los laboratorios de resiliencia comunitaria, CORE Labs, que trabajan de manera simultánea en cinco países. 

Su nueva publicación: «Cooperación y Gestión» resume los principales hallazgos de la investigación de campo realizada en estos cinco Core Labs, llevada a cabo en diversas regiones: Famenne-Ardenne (Bélgica), Creta (Grecia), Naturtejo (Portugal), Trondheim (Noruega) y Karsiyaka (Turquía). 

Los resultados de la investigación proporcionan valiosos conocimientos sobre los desafíos y oportunidades de la preparación y respuesta ante desastres a nivel local. 

Principales barreras

Se han identificado  brechas importantes en la comunicación, la preparación y la gobernanza local en la gestión de desastres en todas las regiones. 

  • Falta de cultura de riesgo: En Famenne-Ardenne y Creta se observó una falta de cultura de riesgo entre los ciudadanos, lo que lleva a una mala preparación y a una falta de conciencia sobre los peligros potenciales.
  • Problemas de coordinación: Tanto en Famenne-Ardenne como en Creta se identificó una coordinación insuficiente entre las comunidades y las autoridades durante las crisis.
  • Distribución desigual de recursos: En Naturtejo se constató una distribución desigual de recursos y formación dentro del programa «Pueblo seguro, personas seguras».

Prácticas para fortalecer la resiliencia

En líneas generales, son factores clave para fortalecer la resiliencia comunitaria frente a los peligros naturales y los eventos extremos, cada vez más frecuentes: la inclusión del patrimonio cultural y natural, el fortalecimiento de la cultura del riesgo, la mejora de la coordinación y el uso de los recursos locales.

A pesar de las barreras y enormes desafíos actuales, las comunidades sujeto de investigación han desarrollado diversas buenas prácticas orientadas en este sentido a fortalecer esta resiliencia comunitaria:

  • Sistemas de alerta temprana: En Famenne-Ardenne, los ciudadanos desempeñan un papel importante en los sistemas de alerta temprana, informando a las autoridades sobre el aumento de los niveles del agua.
  • Conocimiento local: En Naturtejo, el conocimiento tradicional de la población sobre la gestión forestal contribuye a la resiliencia de los bosques frente a los incendios forestales.
  • Compromiso ciudadano: En Trondheim se reconoce el potencial de las asociaciones y comunidades locales para apoyar la comunicación y cooperación en situaciones de emergencia.
  • Mecanismos informales de afrontamiento: En Karsiyaka, costumbres locales como evitar actividades al aire libre durante las horas más calurosas del día ayudan a mitigar los riesgos de las olas de calor.

Aprendizajes post Dana

Dana 1

Tras los sucedido en Valencia ante los devastadores efectos de la DANA cabe preguntarse si podemos extraer algunos aprendizajes de estas experiencias comunes para fortalecer la resiliencia comunitaria de esta región en lo que respecta a la preparación y respuesta ante desastres naturales. 

  1. Fortalecer la cultura del riesgo en Valencia de cara al futuro, promoviendo la concienciación sobre los riesgos asociados a los fenómenos meteorológicos extremos como la DANA, haciendo hincapié en campañas educativas para que la ciudadanía pueda comprendan mejor las señales de alerta y los protocolos a seguir.
  2. Contar de forma activa con la ciudadanía para mejorar el Sistemas de Alerta Temprana.
  3. Mejorar la coordinación Local y Nacional, la comunicación y la cooperación entre los distintos niveles de Gobierno y las organizaciones de la sociedad civil.
  4. Usar y aprovechar el conocimiento local sobre el comportamiento del clima, los patrones de inundación y las áreas vulnerables. Los residentes de áreas con más riesgo pueden ser una fuente valiosa de información sobre qué medidas han sido efectivas en el pasado y cómo mejorar la preparación ante futuros desastres naturales.
  5. Reducir las desigualdad en los recursos y la capacitación y garantizar que todas las zonas, especialmente las más vulnerables, reciban los recursos y formación necesarios.
  6. Incentivar a la participación activa de la ciudadanía, cooperar con las redes de apoyo local, asociaciones vecinales y grupos de voluntarios para mejorar la respuesta ante desastres y contribuir, con ello a una mayor resiliencia comunitaria.

¡Ánimo Valencia!

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Nike Fakiner

Coordinadora de Proyectos

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