La resiliencia
Boris Cyrulnik decía que la resiliencia es la capacidad del ser humano para reponerse de un trauma y, sin quedar marcado de por vida, ser feliz.
La definición de la RAE, algo más cruda, habla de “la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. Si bien era una palabra que a muchos nos sonaba, y usábamos con cierta “alegría”, desde el 29 de octubre de 2024 ha cobrado un sentido abrumador, especialmente en la provincia de Valencia, Letur, y otras localidades afectadas por la DANA.
Desde Volies Asociación entramos a formar parte en 2023 en el Proyecto Europeo Resiliage junto a 17 socios de toda Europa, entre los que se encuentra la propia UNESCO. Financiado por la Unión Europea, este proyecto explora la intersección entre resiliencia comunitaria y patrimonio cultural para enfrentar mejor los desastres naturales.
Precisamente unos días antes de la tragedia publicaban su primer informe: Communication & Local Needs, fruto del trabajo en equipo de los laboratorios de resiliencia comunitaria, CORE Labs, que trabajan de manera simultánea en cinco países: Noruega, Portugal, Bélgica, Grecia y Turquía.
Si una buena comunicación es siempre importante y necesaria, en situaciones de emergencia, como en la actual DANA, se ha hecho patente que es todavía más vital que nunca.
El informe destaca como punto central “la importancia de una comunicación adecuada antes, durante y después de un desastre como algo fundamental para mitigar el pánico y coordinar una respuesta efectiva”.
- Una comunicación clara y efectiva entre el personal de emergencias, las autoridades y la ciudadanía, es esencial para hacer frente a situaciones de desastres y optimizar la gestión en estos momentos críticos.
- Una comunicación eficaz permite a la ciudadanía recibir instrucciones claras sobre cómo evacuar, dónde buscar refugio y qué medidas de seguridad tomar, lo que aumenta su capacidad para reaccionar adecuadamente y reducir el riesgo de lesiones o pérdidas.
- La rapidez y claridad en la transmisión de información pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte, reducir los niveles de confusión y mejorar la organización colectiva entre diferentes actores sociales, ayudando de esta forma a minimizar el impacto del desastre en la comunidad afectada.
Desarrollo comunitario, clave en la prevención
Puedo atreverme a afirmar que la sensación generalizada de la población valenciana desde el día de la tragedia y hasta el momento actual, cuando se cumplen 15 días desde las inundaciones que afectaron a casi 70 municipios, es que no se han dado ninguno de los factores anteriores que recoge el informe.
Pero, por desgracia, parece ser que no es algo que nos haya ocurrido sólo a las zonas afectadas por la actual DANA en España. El análisis de estos CORE Labs han detectado como deficiencias significativas constantes en varios desastres naturales ocurridos en los últimos años:
- La falta de integración de actores clave en la red de comunicación.
- Dejar a grupos vulnerables sin información crítica en situaciones de crisis.
- La baja participación ciudadana en la planificación de respuestas de emergencia.
- Y la falta de creación de planes de refugio más claros y accesibles.
Para hacer frente a esta situación, Resiliage propone una serie de herramientas y acciones para mejorar la resiliencia de los pueblos y las zonas afectadas por catástrofes naturales, que incluyen:
- El desarrollo de aplicaciones digitales que centralicen la información de emergencia y permitan una coordinación en tiempo real entre autoridades, primeros intervinientes y ciudadanía.
- Fomentar la educación en gestión de crisis a través de programas escolares y campañas de concienciación comunitaria.
- Acuerdos interinstitucionales para desarrollar una “cultura del riesgo” desde edades tempranas, involucrando a las comunidades en la toma de decisiones y planificación de iniciativas como, por ejemplo, Contrat Rivière Lesseen en Bélgica.
- E involucrar a las distintas partes de forma activa en la elaboración de los planes de emergencia, para desarrollar medidas de preparación más eficaces, mejorando el compromiso social de la comunidad para actuar de forma coordenada frente a las adversidades.
Para ello, es fundamental establecer canales y procesos de comunicación dinámicos adecuados, en los que se valore un diálogo abierto y fluido con los ciudadanos/as y los barrios, así como elaborar acciones compartidas.
Que la comunicación en momentos de crisis sea eficaz y adecuada tiene mucho que ver con esta preparación previa comunitaria, basada en el diálogo y la participación activa de la ciudadanía.
Al crear conexiones significativas entre comunidades, instituciones y herramientas tecnológicas, el proyecto Resiliage, del que formamos parte, busca contribuir a abordar de manera innovadora y colectiva los riesgos de desastres, fortaleciendo la capacidad de recuperación a nivel comunitario y el sentido de resiliencia de su ciudadanía.
De lo primero estamos ahora muy faltos en Valencia, de lo segundo, el tiempo dirá.
Esperemos que, siguiendo la definición de resiliencia del neurólogo, psiquiatra, psicoanalista y etólogo francés Cyrulnik, con la que empezábamos esta reflexión, esa adaptación nos permita al menos, en algún momento, volver a ser felices.
Sobre Resiliage y los Core Labs
El proyecto Resiliage, financiado por la Unión Europea, explora la intersección entre resiliencia comunitaria y patrimonio cultural para enfrentar mejor los desastres naturales. Un enfoque que utiliza una combinación de metodologías participativas y herramientas digitales para empoderar a las comunidades locales, ayudándolas a prepararse y responder ante riesgos naturales, considerando las particularidades culturales, geográficas y sociales de cada área.
Para llevar a cabo esta visión, Resiliage implementa laboratorios de resiliencia comunitaria, denominados CORE Labs, en cinco países europeos.
Estos laboratorios colaboran con actores locales, desde autoridades hasta ciudadanos/as y organizaciones de patrimonio, con el fin de crear estrategias adaptadas a las condiciones y necesidades locales.
La recopilación de datos a través de encuestas, entrevistas y grupos focales ha permitido identificar carencias en la comunicación de emergencias y las mejores prácticas en manejo de crisis. Un modelo que busca integrar el conocimiento local y la percepción comunitaria del riesgo, permitiendo un análisis multidimensional que incorpora factores como la gobernanza, interacción social, inclusión y salud.
Los Core Labs en marcha en la actualidad son:
- Trondheim, Noruega: Su CORE Lab se centra en la salud y el bienestar, abordando el bienestar físico y psicológico y promoviendo conductas protectoras durante y después de desastres.
- Famenne-Ardenne Geopark, Bélgica: Este laboratorio trabaja en la resiliencia socioeconómica, ayudando en la recuperación económica local mediante la preservación del conocimiento local y el patrimonio.
- Naturtejo Geopark, Portugal: Focalizado en la inclusión social y la interacción, busca fortalecer las conexiones sociales y la cohesión mediante actividades públicas y culturales.
- Creta, Grecia: En este laboratorio, el enfoque está en la memoria activa como un recurso cultural, promoviendo la identidad comunitaria para fortalecer la resiliencia.
- Karsiyaka, Turquía: Su laboratorio se dedica a la gobernanza adaptativa, desarrollando métodos de gestión que involucren a todos los actores locales en la planificación y respuesta ante desastres.
Dese Volies aportamos la conexión con la ciudadanía a través de nuestro tejido social en España, Europa y Latinoamérica creado estos más de 15 años de acción, a través de la organización de eventos y acciones enfocadas en la resiliencia comunitaria ante desastres mediante el patrimonio cultural. Además, colaboramos con otros actores para promover estrategias y conocimientos sobre resiliencia ante crisis en comunidades locales, como la que sufrimos ahora en Valencia.
Más información del proyecto: https://resiliage.eu
Artículo colaborativo redactado por Nike Fakiner, Marcos Ramírez, responsables del Proyecto Resiliage en Volies, y Carmen Martí, responsable de comunicación.