Hoy en día nadie duda ya de las virtudes de un programa de voluntariado corporativo, desde una perspectiva de impacto social o medioambiental, desde cómo es capaz de transformar a las personas que viven esa experiencia y de cómo esto termina generando impactos de gran valor para las propias empresas que lo impulsan:
- Mejora del compromiso de los empleados
- Desarrollo de competencias y habilidades como la de adaptación al cambio, innovación, liderazgo
- Lograr que los equipos trabajen mejor
- Atraer talento
De ahí la gran cantidad de empresas que están iniciando esta andadura o que busca tener programas de mucho mayor alcance y estratégicos.
Muchas de estas empresas que buscan dar un salto hacia delante acuden a nosotros a que les apoyemos en este proceso.
Una de las claves que siempre nos ha funcionado, es la de hacer más protagonistas a los voluntarios y hacer que sientan el programa (no olvidemos que esto es voluntario, de ahí su gracia) como suyo y no algo impuesto.
Juan Ángel Poyatos
No lo hago por la empresa...

Estos días leía un estudio que justamente pone en valor esto, a través de un análisis basado precisamente en lo que buscan las personas cuando deciden participar en un programa de voluntariado corporativo. El estudio trata de profundizar en ese “business case” del voluntariado y concluye que no es tan sencillo ni directo todos esos beneficios potenciales que antes he mencionado, y lo hace poniéndose en el lugar de los empleados.
¿Por qué?
- Las motivaciones de los empleados suelen ser muy personales y centradas en querer ayudar, y no tanto en otro tipo de motivaciones más empresariales, lo que en ocasiones les aleja de los objetivos de sostenibilidad de la compañía en la que trabajan.
- Se ven muy influenciados también en las facilidades o apoyo que perciban de sus mandos directos, más allá de lo que la alta dirección exprese.
- Un aspecto crítico es la percepción que tengan los empleados de lo auténtico o no que son los valores de su empresa y hasta qué punto se sientan identificados con ellos.
Por tanto, el estudio concluye que no hay una relación directa e inequívoca entre el voluntariado y los impactos en compromiso, competencias, teambuilding, … sino que va a depender de cómo el empleado perciba realmente el programa, el apoyo a participar en el mismo y la capacidad de identificarse con los valores de la compañía.
En este sentido, el estudio destaca que algo que funciona siempre es potenciar y poner en valor el rol de los voluntarios en el programa de voluntariado, especialmente en programas que ya tienen un cierto recorrido y donde hay voluntarios que probablemente sientan que se podrían hacer más cosas y mejor.
Convocatorias a proyectos o líderes de voluntariado: dos herramientas clave para ello
En concreto, se pone de relieve la importancia de:
- Tener espacios formales a través de los cuales los voluntarios puedan proponer proyectos y causas que les motivos y en los cuales puedan implicar a otros compañeros, como por ejemplo, en convocatorias de proyectos.
- Contar con un programa de embajadores o líderes de voluntariado bien estructurado y valorado que permita a los voluntarios participar formalmente en la gestión del programa.
La clave de todo esto está en la percepción que tengan los empleados sobre el compromiso real de la empresa en generar un impacto social o medioambiental y en impulsar de verdad el voluntariado.
En este sentido, muchos programas de voluntariado están incurriendo precisamente en el riesgo real de que se perciba realmente lo contrario, que se trata de solo un interés externo y cara a la galería, por lo que se termina volviendo en su contra.
Las personas queremos trabajar en empresas de las que nos sentamos orgullosos y con las cuales nos veamos reflejados y esto genera unas expectativas que son un arma de doble filo.
Pero como en Volies ya hemos gestionado esta situación con éxito en innumerables casos. ¡Adelante, vayamos a por ello! Pero hagámoslo bien.